29 julio 2011

¿Vacaciones estivales?…El “cambiazo” de última hora, tarde y mal, para remediar por síndrome pre-electoral

“Las generales se celebrarán en noviembre.- José Luis Rodríguez Zapatero despide el curso con una bomba informativa: las generales se celebrarán el 20 de noviembre. La candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba ha convencido al presidente, partidario en un principio de agotar la legislatura y quien justifica la decisión en "proyectar certidumbre". Antes, el Ejecutivo acelerará la tramitación de medidas pendientes, especialmente en septiembre. Agosto no será mes de vacaciones en la política”

El final de la escapada, por Pedro G. Cuartango | “El Mundo”, 29/07/2011
“Con la prima de riesgo por encima de 350 puntos y su credibilidad a muchos grados bajo cero, Zapatero tiró hoy la toalla. Habrá elecciones en noviembre pese a sus reiteradas manifestaciones de que la legislatura acabaría en marzo. El adelanto es el reconocimiento de un fracaso, la constatación de que no puede resolver una crisis económica cuyo final no se vislumbra.


Zapatero ha sido un gobernante que siempre ha creído más en la retórica que en la acción, que pensaba que la buena voluntad era suficiente para solucionar los problemas y que su optimismo innato era un antídoto contra los males de este mundo. Pero ha tenido la mala suerte de gobernar en unos tiempos extraordinariamente difíciles en los que las recetas ideológicas no sirven para nada. Zapatero hubiera sido un buen líder para días de vino y rosas, pero le ha tocado gestionar una crisis que le ha desbordado.
Es posible que su labor sea percibida en el futuro mejor que en el presente, porque es verdad que ha sido un político honrado y que ha encajado las críticas con singular fair play. Pero su incapacidad para afrontar los problemas y su tendencia a la ensoñación han provocado un profundo daño a este país.
Zapatero se ha dedicado a perder el tiempo con la memoria histórica, la alianza de las civilizaciones, el republicanismo cívico y otra serie de tonterías y se ha dejado devorar por una amarga realidad que nada tenía que ver con sus deseos. Ha sido en este sentido un gobernante anacrónico, alguien que se ha caracterizado por su absoluta incapacidad para sintonizar con el tiempo en el que le ha tocado ejercer el poder.
Desde que cambió de política en mayo del año pasado, forzado por las circunstancias, Zapatero se había convertido en una especie de profeta desacreditado que molestaba a su partido y a los sindicatos. El giro radical que tuvo que dar sembró el desconcierto en sus filas y le dejo sin apoyos internos.
Zapatero seguirá gobernando casi cuatro meses más, pero da la impresión de que su figura ha entrado ya en la historia. Mejor que así sea porque este país necesita otro tipo de liderazgo.
A mí sucede con él lo que contaba la joven secretaria de Hitler en sus memorias cuando se enteró de su trágico final: que no puedo evitar sentir una especie de cariño por este personaje contradictorio y confuso que, por lo menos, ha sido bastante menos mezquino de lo que es habitual en este país tan cainita.”
Pues bien.
Ayer daba por cerrado este blog con motivo de las vacaciones veraniegas, y, si antes lo hago, antes esa “veleta” de decisiones que venimos sufriendo como presidente del gobierno, se desdice de todas sus previas y rotundas afirmaciones en el sentido de que agotaría la legislatura y de que no adelantaría las elecciones, y en un quiebro trapacero más, anuncia, como ha hecho, que se propone convocar elecciones generales en nuestro país, para el próximo 20 de Noviembre.
Sorpresa, ninguna, porque el personaje es especialista en hacer lo contrario de lo que dice, pero algo de reflexión se impone, porque debe de estar la situación mucho peor de lo que parece, y debe de haberle acuciado mucho el candidato a sucesor, ese RbCb –Rubalcaba, que “si te das la vuelta, enseguida te la clava”, según se dice en corrillos políticos— para que haya hecho lo contrario de lo que había proclamado.
La verdad es que las elecciones a convocar no van a ser una solución en sí mismas, sino simplemente una “espita” a la esperanza, por aquello de confiar en que si cambia el partido en el poder y por tanto el gobierno, algo mejore.
Bienvenidas sean las elecciones, pese al cansancio que provoca de antemano el cúmulo de eslóganes, frases hechas, promesas imposibles, y demás parafernalia electoral que caracteriza el tiempo de comicios generales; y bienvenido sea ese pequeño hálito de esperanza que parece puede soplar en nuestro maltrecho país.
Y mientras tanto, al menos podremos decir que el actual gobierno (que durante el día no gobierna y por la noche no sabe qué hacer) está de vacaciones, preparandose, porque en noviembre las tendrá forzosas.
Voto a Júpiter, a Cicerone y a Maquiavelo, que trataré de acumular reservas en las vacaciones estivales, no sea que al terminarlas los dos futuros competidores –-ambos “de barba y bigote”— nos enreden con sus proclamas tan repetidas como inútiles.
Y no olvidemos: “Donde digo digo, digo Diego”.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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