07 enero 2009

EL GAS DE RUSIA Y UCRANIA: Y LO QUE TENÍA QUE PASAR, PASÓ

“AGENCIAS
KIEV.- La crisis del gas entre Rusia y Ucrania se recrudece ante la falta de acuerdo para poner fin a la disputa. Ucrania ha afirmado que el consorcio ruso Gazprom ha suspendido totalmente el bombeo de gas a Ucrania para su transporte hacia Europa.
"A las 07.44 se suspendió totalmente el suministro de gas a través de la última estación de bombeo hacia Ucrania, Sudzha", dijo el portavoz de la ucraniana Naftogaz, Valentín Zemliaski. Al no recibir carburante de Rusia, la compañía ucraniana a su vez se ve "obligada a cortar por completo los suministros de gas a Europa", puntualizó.
Por su parte, el consorcio ruso Gazprom acusa a Ucrania de cortar por completo el suministro de gas a Europa. España no se ve afectada por esta situación debido a que no importa gas del país.”

Yo no sé di efectivamente Ucrania dejó de pagar el gas a Rusia, ni tampoco sé si apropió o no del gas que debía circular por sus gasoductos.
Eso es casi lo menos importante, al conocer la drástica e impensable medida adoptada por Rusia de cortar absolutamente el suministro del gas a prácticamente toda Europa.
No se trata de una “peleíta” entre dos países vecinos, sino de una “put(in)ada” más del hoy primer ministro, otrora presidente, de la Federación Rusa, que tiene marcado el claro objetivo de restaurar el protagonismo imperialista de tiempos pasados –fueran soviéticos o zaristas- y de que Rusia tenga un poder y una influencia que perdió a raíz de la desmembración de la URSS.
Ese “plan Putin” pasa por ahogar cada vez más la maltrecha economía ucraniana, ya que los poderes políticos en esta república ex-soviética no están en manos de lacayos de Rusia, y así se busca cualquier excusa o motivo para que las legítimas ambiciones de Ucrania, en cuanto a integrarse en las organizaciones europeas occidentales –NATO y UE-, vayan consumiéndose por falta de entendimiento y aceptación de los países que han de recibir al país del Dniéper, especialmente forzados por el dominio ruso en materia energética, que exige a los receptores del gas que se mantengan alejados de la díscola (para Rusia) Ucrania.
El tema no es nuevo, se ha repetido muchas y varias veces, y basta mirar los conflictos en los que la superpoblada y potente Rusia se ha visto y se ve envuelta, en los que siempre impone su fuerza militar y su poderío y control económico.
El problema para Ucrania es, y viene siendo, como tantas veces he comentado en este blog, que ni siquiera existe un espíritu de unión frente a la tentativa rusa de control.
Unas veces por disensiones en la coalición de gobierno, que más bien desgobierna; otras, porque el país se halla fragmentado en dos, los pro-rusos (desde Kiev hacia el este), y los pro-occidentales (desde Kiev hasta los Cárpatos), con diferentes culturas, con diferentes lenguas y con diferentes ambiciones.
Y la realidad es que los ucranianos han demostrado que son incapaces de adoptar posiciones de unidad nacional ante las emergencias, tal vez porque su sentido de nación es tan reciente, que prevalecen las ambiciones personales ante las necesidades de esfuerzo y sacrificio colectivo.
Culpa tiene Ucrania, pero no menos culpa en el conflicto tienen los países de Europa del Oeste, especialmente los más industrializados, que bajo ningún concepto quieren la más mínima indisposición con Rusia, y vienen aplicando una política de vaselina para mantener abierto el mercado y no perder el suministro energético.
Al final de la partida, las premoniciones de muchas fábulas se han entrecruzado en este problema.
De una parte, la indefinición interna en Ucrania, con aquello de “si son galgos o son podencos…”, de manera que al final la liebre o el conejo fue capturado.
Y de otra parte, la fábula de Juan y el lobo, porque mucho “que viene el lobo, que viene el lobo” cuando no era creíble, y ahora ocurre que en el momento de más frío, el gas está cortado.
¡Ah! Y que no llamen a nadie en Rusia, porque precisamente hoy, 7 de Enero, es la Navidad en Rusia, según la Iglesia ortodoxa, y todos estarán “de vacaciones navideñas”.
Por no “calentarse” a tiempo, muchos países van a acabar helados…
Porque lo que tenía que pasar, pasó…
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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